Actividades en casa para la construcción del vocabulario – Recomendado para niños de 4 a 6 años

Compartimos una selección del texto “Tratar la semántica del lenguaje en casa, a partir de los 4-6 años”, de Libby Kumin publicado por la Revista Síndrome de Down.


Aprendiendo los nombres de las formas
Existen muchas palabras que se usan para describir las formas. Los términos básicos para describirlas (círculo, cuadrado) suelen aprenderse en preescolar o en el jardín de infancia. Pero hay palabras de vocabulario más avanzado que también se usan para describir la forma de las cosas, como espirales, tubos, cuadrados, triángulos, rombos, aros, cilindros.
Los alimentos se nos presentan en diferentes formas y pueden usarse para describir y aprender
diversas palabras relacionadas con las formas. Si en vuestra zona podéis encontrar pasta o fideos
con una gama variada, podréis usarlos para enseñar las palabras correspondientes. Si no, podéis
hacer pasta para pan o para galletas y cortarla de diferentes modos.
Si usáis pasta, implicad los sentidos del niño. Que sienta la pasta, la olfatee, la examine. Con
niños más pequeños, probad a enhebrar la pasta en un trozo de cuerda o de hilo, y comentad qué
formas son tubulares y cuáles no. Podemos ensartar los macarrones, las conchas o los aros de
pasta, pero no podemos ensartar los lacitos, los tirabuzones ni los risoni. Para los adolescentes,
comprad pasta de diferentes sabores y hablad sobre el tomate y las espinacas y sobre cómo tiñen
la pasta y le dan sabor.
Cuando acabéis de hablar sobre las formas, podéis hacer varias actividades. Podéis servir en un
bol un poco de cada tipo de pasta. Mezclad bien los diversos tipos, y después clasificad la pasta por
su forma, y describid cada una de estas formas. También podéis usar la pasta para hacer manualidades. Pegad con pegamento las distintas formas de pasta en una cartulina, y cuando se seque todo pintadlo con una brocha o con un espray. O bien, en el caso de niños mayores o adolescentes, pegad las pastas en una caja de zapatos, o en una caja de plástico o de madera. Pintad con un espray el diseño que hayáis hecho y la caja. Ahora tendréis una caja decorativa, que vuestro hijo podrá conservar para guardar cosas en ella o para regalársela a alguien.
Y siempre nos quedará el tradicional y delicioso método acostumbrado: ¡cocinad la pasta y comedla, y disfrutad de las formas y de los sabores!
Pinturas o botellas con arena
Una actividad que podemos usar para estimular muchos conceptos de lenguaje es una pintura hecha con arena. Se trata de una actividad con objetivos. La actividad consistirá en elaborar un dibujo con arena, pero los objetivos serán los siguientes:
• Aprender verbos relacionados con las manualidades hechas con papel (medir, verter, cerrar,
mezclar, agitar, secar, presionar, tomar, poner);
• Aprender cómo formular peticiones (“¿Puedo coger la arena roja?”, “Ayúdame, por favor”,
“Sostén el papel”, etc.);
• Entender y usar los nombres de los colores.
Para hacer un cuadro con arena, empezad comprando, o sacando con una pala, un poco de arena (podéis encontrarla en una playa grande o en un espacio con arena para juegos infantiles). Poned un poco de arena en 4 vasitos medidores. Añadid unas cuantas gotas de colorante alimentario de color rojo en el primero de los vasitos, amarillo en el segundo, verde en el tercero y azul en el cuarto vasito con arena. (Si vuestro hijo ya conoce estos colores, podéis mezclar azul y verde para obtener turquesa, o incluso amarillo y verde para obtener verde limón.) Mezclad por separado cada una de las combinaciones de arena coloreada, hasta que la arena quede teñida del color que queráis. Esta actividad se puede hacer también con un único color de arena, en el caso de niños más pequeños a los que estemos enseñando un color específico, como podría ser el azul. Hablad sobre el hecho de mezclar los colores con la arena. Ahora, coged un trozo grande de cartulina o de cartón. Poned o exprimid pegamento por encima. Luego, añadid un montoncito de arena en las zonas en que haya pegamento. Dejad secar durante un rato, y después sacudid la arena sobrante. Haced de manera que sea el niño quien os pida el pegamento, la arena coloreada, y así sucesivamente a medida que avanzáis en el proceso de la elaboración del cuadro.
Una variación de esta actividad consiste en hacer una botella llena de arena de colores. Con estas manualidades conseguimos hacer cosas muy bonitas para regalar después. Coged una botella de refresco vacía, después coloread la arena del mismo modo descrito para elaborar el cuadro. Introducid un embudo en la parte alta de la botella, y luego, lentamente id metiendo la arena en la botella a través del embudo.
Hablad sobre la actividad mientras la estáis realizando. Haced preguntas. “¿Quieres mucha o poca arena roja?” Decidle: “¿Qué necesitas?” Id poniendo los colores despacio y por orden, hasta que obtengáis el diseño que os guste. En el caso de la botella, cuando esté llena con las formas y los colores que os gusten, usad un corcho o un tapón de rosca, para que quede bien cerrada.
Esta manualidad también puede hacerse con una botella pequeña de base ancha o con un tarro (como los potitos de comida para bebés). Una vez que hayáis introducido la arena coloreada en el tarro, podéis insertar cuidadosamente un palito o un lápiz entre las capas, y luego trazad distintos colores con la arena hasta conseguir un diseño que os guste. Si introducís entre las capas de arena piedrecitas, conchas u otros objetos encontrados podréis añadir más interés al trabajo manual. Después, el tarro podrá usarse como pisapapeles.

Aprendiendo los verbos
A menudo resulta difícil encontrar libros interesantes sobre los verbos y las acciones para los niños algo mayores. Pero seguro que tenéis fotos donde aparecen personas conocidas por vuestro hijo, haciendo cosas interesantes. También podéis utilizar revistas para complementar vuestro repertorio de fotos.
Con la ayuda de estas fotos o imágenes, podréis elaborar vuestro propio libro de verbos. Una vez que lo hayáis empezado, os irá resultando cada vez más fácil tomar fotos con la finalidad específica de añadirlas al libro. Por ejemplo, papá asando hamburguesas, mamá preparando, (o haciendo una infusión, o mezclando) té helado, el abuelo pescando, la abuela comprando zapatos con vuestro hijo, el hermano jugando al fútbol (chutando, cogiendo, parando la pelota), mamá conduciendo el coche. Las etiquetas para estas fotos podéis hacerlas más sencillas o más complejas, dependiendo del nivel de lenguaje de vuestro hijo (por ejemplo, baloncesto, jugando al baloncesto, mi hermano jugando al baloncesto). Montad las fotos en un álbum, o pegadlas en fichas de papel, que podréis meter en una carpeta de argollas.
Las fotos también pueden montarse en páginas específicas para cada concepto. Por ejemplo, podréis elaborar una página para el acto de conducir, en la que incluiréis fotos, vuestras o recortadas de las revistas, de personas conduciendo un coche, conduciendo un camión, conduciendo un tractor o una cortadora de césped con asiento, conduciendo un autobús escolar, etc. Esto os ayudará a enseñar el concepto del verbo conducir, y podrá serviros para reforzar las experiencias que tenga vuestro hijo con los conductores y la conducción.
Para darle al niño experiencias con el verbo real, practicad haciendo el movimiento correspondiente cuando sea posible —por ejemplo, corriendo, saltando, lanzando la pelota a la canasta—, y después reforzad la idea con el libro de fotos. O bien, podréis usar las fotos para enseñar los conceptos referentes
a jugar al fútbol y a conducir después de haber realizado esas actividades en la vida real. El libro de los verbos puede usarse tanto para las actividades de lenguaje receptivo como para las actividades de lenguaje expresivo. Una vez que tengáis las fotos en el álbum, podréis decirle al niño “enséñame dónde estoy yo jugando al fútbol; enséñame dónde estoy conduciendo”.


Excursiones y salidas

Las excursiones y las salidas ofrecen muchas oportunidades para aprender nuevos conceptos de lenguaje. Por ejemplo, para enseñarle el lenguaje relativo a los transportes, id a dar un paseo en coche, en tren o en tranvía, o visitad la estación de trenes, la terminal de autobuses o el aeropuerto. Haced comentarios sobre los tamaños, la cantidad de personas, el conductor, la máquina expendedora de tiques, sobre la ranura o sobre el billete. Sacad fotos de esas experiencias.
Al final del día, en el caso de niños pequeños, podréis comprar un autobús, un tren o un cochecito de juguete, con el que poder recrear jugando la experiencia que hayáis vivido. Recread la experiencia con el tren o el cochecito de juguete, en vuestra ciudad de juguete y jugad con él durante las semanas siguientes. Si ya es mayorcito o adolescente, comprad algunas postales para vuestro álbum o para enviárselas a algunos amigos. Estas postales podréis usarlas también como pistas visuales cuando habléis sobre lo que hicisteis durante vuestro viaje. También podéis hacer un póster o un collage con las fotos y las postales para guardarlos en vuestro álbum de fotos, o elaborar un libro sobre la experiencia usando las fotos. Le ayudaréis a recordar la experiencia y a aprender el vocabulario referente a los transportes mientras estéis hablando sobre ese día.
Las salidas relativas a los alimentos y a la cocina ofrecen mucha diversión. Por ejemplo, podréis poneros de acuerdo con vuestro panadero para que os permita visitar su zona de trabajo, y observar así cómo se hacen los panes y los bizcochos. Algunos supermercados poseen sus propias panaderías, y si os ponéis de acuerdo con ellos previamente, tal vez os permitan visitarlas. En las pizzerías locales generalmente puede verse cómo se da vueltas a la masa, cómo se añaden los ingredientes y cómo se hornean las pizzas. ¿En vuestra zona hay alguna pastelería o alguna fábrica de galletas, por ejemplo?
En nuestra zona tenemos un molino donde nos dejan ver cómo se hace la sidra de manzana.
Algunas empresas tienen visitas guiadas en las que pueden observarse todas las etapas de elaboración de sus respectivos productos. Por ejemplo, ¿qué os parecería una visita a una vaquería, para observar cómo ordeñan a las vacas? ¿O a una fábrica de productos lácteos, para ver cómo se hace la nata? ¿O ir a una bollería, para observar cómo se les da forma a los bollos, cómo se añade el relleno a los de nata o mermelada, cómo se espolvorea el azúcar y la canela que los recubre? Y además, estas pequeñas excursiones son interesantes tanto para los niños como para los adultos.
La culminación de cualquiera de estas visitas es probar los resultados. Ningún helado os sabrá mejor que el que acabéis de ver elaborar. Las salidas relativas a los alimentos son experiencias multisensoriales. Lo que hayáis visto, los olores, los sonidos, todas esas sensaciones os acompañarán y los conceptos del vocabulario aprendido tendrán un significado añadido. No olvidéis hacer fotos, y hacer después un con ellas un álbum sobre vuestra salida, para poder revivir la experiencia.
Para enseñar conceptos que impliquen comunicación, considerad la posibilidad de acudir a la oficina de correos. Tratad de llegar por la mañana temprano, cuando vuestro propio cartero se encuentre aún allí clasificando el correo. Después de observar el proceso, podéis comprar una postal o un sello, y pedirle a vuestro hijo que escriba una nota, o que haga un dibujo o adhiera una pegatina; que le ponga el sello a la postal y que la meta en el buzón. Remitidla a alguien a quien conozcáis bien, y pedidle que saque fotos en el momento en que esté abriendo la carta recibida.
Posteriormente, elaborad un álbum sobre “Nuestra Visita a la Oficina de Correos”. Para el caso de niños algo mayores y adolescentes, es interesante observar cómo se desarrollan las operaciones en la parte trasera de la oficina de correos. Un estudio de radio o de televisión es un destino interesante para que los niños mayores o adolescentes hablen sobre las comunicaciones. Por ejemplo, la CNN de Atlanta tiene una visita muy interesante que fascina tanto a los adultos como a los niños mayores, y se permite que los visitantes vean las noticias de la CNN en directo, a través de una gran ventana desde la que puede observarse el estudio. Y en el caso de que viváis cerca de un estudio de televisión, tal vez os sea posible formar parte de la audiencia de algún programa.
Las salidas y las visitas proporcionan nuevas experiencias a niños y adolescentes. Antes de salir, hablad sobre lo que vais a ver. Elaborad una lista con algunas de las palabras clave referentes a la excursión. Tomad fotos y haced un álbum de seguimiento, o un cuaderno personalizado con vuestras experiencias de aprendizaje del lenguaje, con los que ayudar al niño a revivirlas.

Vacaciones
El hecho de preparar unas vacaciones, además de ser algo muy divertido, nos ofrece la oportunidad de aprender y de practicar muchas habilidades de lenguaje. También las celebraciones familiares, debido a la extensa preparación de los alimentos propios de esa celebración, es una oportinidad para la que siempre podemos hacer planes y preparativos de antemano. La planificación sirve para enseñarle a vuestro hijo tanto habilidades de lenguaje como habilidades organizativas. Haced listas con él (pueden usarse palabras o imágenes, dependiendo de sus habilidades de lectura). Aquí os dejo algunas sugerencias:
• Lista de invitados
• Lista de recetas/o de platos terminados
• Lista de alimentos e ingredientes
• Lista de las piezas de servir
• Lista de los platos que traerán los otros
Como veis, las posibilidades son inmensas y variadas, dependiendo de las tradiciones de vuestra propia familia. En la lista podéis incluir los platos favoritos que siempre traen determinadas personas. O también elaborar una lista con la categoría de alimentos de la que cada persona es responsable (ensaladas, postres, aperitivos). Este es un buen método para practicar preguntando y respondiendo a las preguntas con “¿quién?”, así como para aprender los subordinados (ejemplos específicos) y los superordinados (categorías). Pedidle que os ayude a hacer las tarjetas para la mesa con los nombres de los invitados, y hablad sobre vuestro parentesco o vuestra relación con esas personas. Podéis elaborar un centro de mesa, o preparar recuerdos para que los invitados se los lleven a casa. Si después queréis revisar esa celebración con él, sacad fotos de los diversos preparativos y no olvidéis conservar las listas que hayáis hecho. Las fotos pueden formar la base de un álbum personal donde se describa el vocabulario referente a las vacaciones o festejos.


Actividades relativas a los alimentos
Preparar y comer los alimentos es una forma enormemente motivadora para lograr que los niños y adolescentes adquieran nuevo vocabulario (y también para que consigan secuenciar sus habilidades). A continuación damos el ejemplo de una actividad que es divertida, y en la que pueden participar los hermanos y los amigos. Esta actividad puede adaptarse para los niños pequeños y para los niños mayores.
Vosotros y vuestro hijo vais a crear un océano comestible con peces. Podéis usarlo para practicar el habla y el lenguaje, ¡y como premio podréis coméroslo de postre! La gelatina azul será el océano, y las gominolas (pastillas de goma) en forma de peces y tiburones serán las criaturas marinas.
Coged un molde redondo, cuadrado o rectangular (los moldes de cristal están muy bien, pero también podéis usar moldes desechables de aluminio). Preparad gelatina de arándanos azules o de moras azules. Cuando esté parcialmente cuajada, añadid las gominolas en forma de peces y tiburones (puesto que la gelatina ya estará parcialmente cuajada, las gominolas no se hundirán hasta el fondo.) Luego, refrigeradla del todo. Añadid después cuidadosamente algunos peces y tiburones más sobre la superficie de la gelatina, sumergiéndolos parcialmente.
Esta actividad podéis usarla como actividad de lenguaje para los colores; azul para el agua, y un solo color para los peces y los tiburones, o con tiburones y peces multicolores. También podéis hablar sobre el océano y sobre las criaturas marinas. En este caso, podéis leer libros sobre los peces y los tiburones del océano, ver un vídeo y visitar un acuario. La actividad con los alimentos podría ser una continuación o un seguimiento de vuestras lecturas y salidas.
Esta actividad puede adaptarse fácilmente con distintas finalidades y para un amplio grupo de rangos de edad. En el caso de los niños mayores y adolescentes, usad la actividad de cocinar para la memoria auditiva, la secuenciación auditiva, para seguir instrucciones, para medir y practicar las matemáticas, para adquirir vocabulario (verbos como medir, verter, mezclar, revolver, etc.).
Usad la imaginación para idear otras actividades similares basadas en la elaboración de los alimentos, para enseñar otro vocabulario distinto; por ejemplo, podéis hacer un jardín o una ciénaga,con “el lodo” hecho a base de pudding de chocolate, o con trocitos de galletas, y añadidle gominolas en forma de ranas o gusanitos, o golosinas en forma de flores. Esta actividad se verá reforzada si leéis libros sobre jardinería, o si cultiváis el jardín en la vida real. Tomad fotos de vuestro hijo mientras él realiza los preparativos en la cocina, y mientras planta semillas en el jardín y trabaja en él. Usad estas fotos para practicar la secuenciación, la permanencia en un tema de conversación, y otras habilidades de habla y de lenguaje, además de la adquisición de nuevo vocabulario.


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