A menudo, nos encontramos con la inquietud de cómo acompañar los saberes enseñados en la escuela, cuestionamos si debemos explicar el contenido que no quedó claro o qué pasará si mi hijo no tiene todos los materiales que debe llevar al día siguiente. Pero, ¿alguna vez pensamos en cómo utilizar este momento para favorecer la independencia?
En primer lugar, es fundamental establecer una rutina de hábitos. Desde muy pequeños podemos utilizar herramientas. De manera clara, mediante agendas podemos marcar los momentos del día, incluyendo uno específico para realizar tareas escolares. Podemos incluir imágenes del lugar en donde van a ser realizadas. Es importante que encuentren un espacio de silencio y buena luz para ello, así como también, que se mantenga siendo siempre el mismo y evite el paso de otras personas que puedan distraerlos.
Cuando van creciendo, en Nivel Primario específicamente, la demanda escolar aumenta y con ello se abren nuevas oportunidades para favorecer la independencia. Es importante que los niños cuenten con un momento de distracción (no muy largo, puede ser el almuerzo o merienda) al llegar de la escuela y antes de ponerse a realizar las actividades pendientes. Una vez finalizado esto, se puede organizar el momento del día que continúa incluyendo una actividad placentera para realizar una vez finalizadas las obligaciones escolares. Se recomienda que, durante la actividad previa a la realización de la tarea se pueda anticipar que se acerca el momento de hacer las actividades escolares y así, favorecer la autorregulación.

Al momento de realizar las tareas, es fundamental que los niños se vean involucrados en desafíos ajustados a sus posibilidades.
Estos son algunos ejemplos de momentos en la vida cotidiana para promover la autonomía escolar: que puedan buscar ellos mismos su mochila, sacar los materiales necesarios, revisar si faltan hojas en las carpetas, si alguna lapicera se quedó sin tinta, sacar su cuaderno de comunicaciones para ser ellos quienes les avisen a sus padres un encargo, identificar qué materias tienen al día siguiente y poder preparar los materiales necesarios. Para llevar a cabo esta última recomendación, se puede diseñar la agenda visual o de pictogramas con el niño e ir completándola día a día. Si el niño ya cuenta con un grado de autonomía mayor, se pueden dejar establecidas todas las actividades de lunes a viernes y ajustar la dificultad a sus posibilidades actuales permitiendo que sea él quien se oriente día a día. De esta manera, favorecemos su atención y organización diaria. En caso de contar con algún dispositivo celular, esta agenda podría realizarse de manera virtual e incluir alarmas con nombre para recordar lo que tienen que hacer y no depender del aviso de algún familiar. Aquí es relevante sumar la tecnología como nuestra aliada para mejorar la calidad de vida de los alumnos. Existen muchas aplicaciones que permiten llevar a cabo esta actividad.
Por otro lado, se considera relevante para su autonomía que, al abrir su propio cuaderno, sepan en qué lugar deben comenzar a escribir sin dejar espacios en blanco. En algunos casos, suele suceder que orientar cada materia dentro de la carpeta y tomar la última hoja escrita para continuar sus producciones es un gran desafío que vale la pena realizar. Por esto, es fundamental revisar que las carpetas o cuadernos sean organizados de manera accesible para el alumno. De manera que, si cada materia tiene un dibujo representativo o las carátulas se presentan en imprenta mayúscula, será más fácil para el niño manejarse de forma autónoma con sus materiales.
En caso de no contar con independencia para ir solos a realizar compras es relevante que, dentro de la casa, puedan encontrar un lugar de “materiales escolares.” Allí los niños podrían acceder con independencia a buscar material de repuesto para sus carpetas o cartucheras, ya sean hojas, lápices, etc.
Por último, se considera relevante permitir tanto errores como olvidos. La autonomía también requiere de aprendizaje y tiempo para establecer tanto recuerdos como rutinas. Por ello, es esperable que las primeras preparaciones de los materiales lleven más tiempo o que los niños se olviden de algunos encargos. Esto debemos permitirlo ya que, si el adulto reemplaza al niño, se reducen las oportunidades de aprendizaje de este último. Es valioso ser críticos sobre nuestro accionar como adultos para descubrir nuevas posibilidades de aprendizaje que tiene nuestra vida cotidiana.
Por Josefina Iribarne, Lic. en Psicopedagogía
Es Psicopedagoga en los Programas “Alumnos Ciudadanos”, “Herramientas Básicas para el Empleo” y “Promoviendo la Vida Independiente” de ASDRA.
¿Qué estrategias y/o herramientas utilizan para realizar las tareas escolares en casa? ¿Tienen una rutina establecida?