¿Cómo promover el desarrollo de amistades en nuestros hijos?

¡Hola! Somos Lili y Juanito, padres de Emilio, Lucía y Leandro.

Leandro es el menor, tiene síndrome de Down y supo siempre que ese lugar era para recibir mimos y cuidados de toda la familia. El más chiquito, el benjamín…pero, además del cariño de los padres, hermanos, abus, tíos, primos, cuidándolo tanto, el alma busca afectos “afuera”, que no son de la familia.

La amistad es un tesoro, ¿dónde se encuentra un amigo/a? ¿Cuándo?

“Vos y yo tenemos impregnada la infancia

De tanto andar en bicicleta, de tanto jugar a la mancha

Vos y yo tenemos los cumpleaños, los abuelos

Levantar los pies en la hamaca para tocar el cielo”

Quizá la magia de conectarnos con otra persona que no es pariente, que la vida misma acerca en momentos únicos, hay que esperarla, estando muy atentos.

La pregunta que nos tendríamos que hacer para no angustiarnos porque tarda, “no aparece” ese amigo/a es: ¿Cuántos amigos/as tenemos nosotros? Con suerte: uno/a, o dos, ¿tres?

Esos hermanos/as elegidos. Esos/as que saben lo que te pasa incluso a distancia. Te llaman o vos llamás porque el cariño se escapa del cuerpo. Y la conexión es tan fuerte que ni siquiera se necesita hablar. La mirada dice. El abrazo sana. “En las buenas y en las malas”.

¿Por qué elegimos a nuestros amigos/as y ellos nos eligen?

Puede suceder en la infancia, en la adolescencia, o en la adultez.

No hay fórmulas. Parecido a enamorarse. Pasa de pronto un día, y nadie sabe bien por qué esa persona que comparte momentos, se hace más cercana. Te entendés. La extrañás, la necesitás. Sos feliz a su lado.

Propiciar la amistad sería abrir la puerta de casa, permitir que ese niño/a o adolescente esté con otros. Sucederá en el barrio, en la escuela, en el club, en las clases de teatro.

No se puede elegir al amigo/a de un hijo.

Con un grupo de padres, cuando eran bebes nuestros hijos, dijimos: tenemos que buscar la manera de que puedan seguir viéndose, jugando, compartiendo. Si no, ¿con quién van a salir cuando sean adolescentes? Y sostuvimos en el tiempo las relaciones.

ASDRA favorece ese camino a través de los grupos de pertenencia. Hay familias que se han ido juntas de vacaciones, que matean en la plaza o toman un cafecito en algún bar.

Y así nace el afecto, construyendo relaciones por elección, con un motivo en común.

ASDRA tiene una puerta muy grande y está siempre abierta.

Los amigos no salen de una galera.

¡¡¡Ayudemos un poquito!!!

Podríamos:

-Fomentar desde casa encuentros con personas que nos hacen bien para, así, “testimoniar” el valor de la amistad.

-Impulsar a que participen de espacios nuevos, que no sean los convencionales: la familia y la escuela.

-Promover que inviten a amigos a casa y darles apoyo para organizarse.

Lean tiene muchos compas de aventuras, con y sin síndrome de Down. Arman salidas, hacen “meriendas virtuales”, bailes por Zoom, en una casa, en un boliche. A veces se pelean, se reconcilian. Tsunami de emociones. Por favor, ¡hierven los WhatsApp!

Lean tiene algunos amigos/as que eligió. Hay magia ahí. Son sus hermanos del corazón. Cuando está triste o muy feliz los llama. Ellos lo buscan cuando quieren susurrar secretos. Compinches. Son parte de nuestro hogar, son “de confianza”. Cuando llegan, la casa se ilumina, escuchan música, se ríen recordando picardías o lamentan el amor que se fue…

No hay explicación. Hay que esperar, como la flor que será fruto. Llegará el amigo/a cuando se elijan mutuamente.

Cuando suceda, estate atento, por favor, no cierres la puerta.

Por Liliana y Juan, miembros de ASDRA.

¿En casa fomentan las relaciones de amistad por fuera de la familia? ¿Cómo lo hacen?

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